Año 20 de la era Pandemium

 

 

Año 20 de la Era Pandemium, el mundo cambió radicalmente tras la invasión y posterior derrota del año 2020 de la antigua era, lo que ponía fin a la Edad Contemporánea.

No se trató de una guerra convencional, tampoco de la invasión de una especie alienígena como habían vaticinando los relatos de ciencia-ficción del siglo XX de la antigua era, el enemigo era microscópico. Un minúsculo enemigo que destruyó a los combatientes desde dentro. No atacó arsenales ni infraestructuras directamente, éstas caerían después de la batalla.

Fue una contienda de trincheras, la mayoría de los países instaron a sus ciudadanos a refugiarse en sus casas, mientras que unos pocos optaron por la entonces llamada inmunidad de rebaño y así cayeron como corderos atacado por una jauría de hambrientos lobos. Mientras que unos se refugiaban en las trincheras otros esperaban ajenos el peligro que se avecinaba: el ataque del furibundo enemigo.

Algunos ciudadanos convertidos de la noche a la mañana en verdaderos cuerpos de élite luchaban en primera línea, en muchas ocasiones con escasos medios, en los hospitales intentando salvar vidas; otros atendiendo el comercio más próximo, el transporte y la agricultura intentaban evitar el desabastecimiento de la población.

Evidentemente, los primeros en caer fueron los más débiles, las personas mayores. Las residencias de ancianos fueron azotadas por el terrible enemigo sin piedad. Pero no solo se cebó con ellas, la enfermedad afectó prácticamente a toda la población sin distinción de edad.

Países otrora invencibles sucumbieron ante el terrible enemigo. Organizaciones plurinacionales, que basaban su esencia en la supuesta solidaridad entre sus miembros, se resquebrajaron al cerrar las fronteras y congelar el reparto de los recursos económicos en un "sálvese quien pueda". La paralización del comercio exterior e interior y el cierre del tejido productivo como consecuencia de la carencia de materiales provenientes de otros países, sumado a la falta de mano de obra que hasta entonces había estado confinada provocó el pánico de los mercados financieros.

La presión de los sectores económicos era terrible y en cuanto comenzaron a mejorar los datos de la pandemia se relajaron las medidas de confinamiento. Pero el enemigo seguía allí, agazapado entre la gente. A pesar de las normas impuestas por los gobiernos que intentaban mantener la distancia social, única medida que parecía efectiva en ese momento, la población, o al menos una parte de la ella, creyó que éstas ya no eran necesarias y desobedeciendo las medidas adoptadas se juntaron en grupos que no respetaban el distanciamiento social o realizaban todo tipo de actividades que ponían en grave riesgo la salud de la población.

A las pocas semanas de producirse el desconfinamiento el enemigo aprovechó la coyuntura y lanzó un furioso ataque. Los hospitales se vieron desbordados nuevamente y el personal sanitario ya diezmado por el primer ataque continuó sumando bajas, lo que provocó una enorme brecha en primera línea.

Sin vacuna ni antivirales realmente efectivos el nuevo ataque enemigo fue devastador y en consecuencia el entramado económico del entonces denominado mundo occidental basado en la industria y, fundamentalmente, en los servicios se derrumbó definitivamente como un castillo de naipes.

Arstechne.es

Utilizamos cookies propias y de terceros con el fin de mejorar los servicios y, en algún caso, mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración de su navegador u obtener más información ‘aquí’.